El neoliberalismo (segunda parte): sus argumentos
La existencia de un abundante elenco de defensores del neoliberalismo, sólo se puede entender pensando lo beneficioso que resulta esto para su carrera. Numerosos son los regalos con los que los plutócratas recompensan a los que se someten. Los más perspicaces e ingeniosos a la hora de inventar argumentos que vuelvan positivos los nefastos resultados de las políticas neoliberales, son premiados generosamente y se les garantiza el éxito profesional. Se publican sus trabajos, sus libros, se producen sus documentales, se les contrata como comentaristas en prestigiosos medios de comunicación, etc.
Desprovistos de argumentos empíricos, la forma de razonar de los neoliberales para descalificar a sus rivales ideológicos está más próxima a la dialéctica sofista, o al juego de palabras. La estructura de su contra-argumentación general consiste en una serie de silogismos de una simpleza infantil:
1. Oposición al neoliberalismo = Izquierda = Comunismo = Estalinismo = Genocidio.
2. Luego oponerse al neoliberalismo (querer un reparto justo de la riqueza) = Estalinismo (forma de fascismo).
3. Por lo que podemos concluir que querer un reparto justo de riqueza es ser un fascista genocida.
La contra argumentación económica suele presentarse en estos términos:
1- Si hay mejora económica es gracias al libre mercado, si se empeora es por culpa del intervencionismo.
2- La prosperidad económica de un país intervencionista, por ejemplo el crecimiento económico de la URSS hasta los años 70 o el de Europa Occidental con las políticas socialdemócratas de posguerra (1945-75) se debe a otros factores (como a un crecimiento extensivo por la existencia de muchos recursos naturales) y no a los beneficios del intervencionismo público.
3- La pobreza y las problemas económicos se derivan directamente del grado de intervencionismo, el crecimiento y la prosperidad depende del grado de libertad de mercado. Si los datos económicos de algunos países no dejan claro esto es porque el libre mercado no se aplica “realmente” “completamente” “efectivamente”.
A partir de este alarde de simpleza intelectual, dicen demostrar sus afirmaciones con auto citas, es decir, citando a otros autores neoliberales que dicen lo mismo. Más ingeniosa es su creatividad a la hora de diseñar cifras o índices macroeconómicos con los que presentar como positivos los nefastos efectos de las políticas que defienden.
Cuando se ven acorralados con argumentos económicos empíricos y realistas, intentan reorientar la conversación para salir de este terreno y se ponen a hablar de cosas que no tienen nada que ver. En el colmo del cinismo, usan estas ideas no económicas como si fueran refuerzos para sus argumentos económicos, como la supuesta relación entre políticas socialdemócratas e índice de suicidios o la aun más estrambótica idea de determinación cultural a la hora de aplicar una u otra política económica.
La inconsistente crítica moral y cultural a las políticas socialdemócratas se acompañan con afirmaciones del tipo: "los nórdicos son unos “infelices" o “somos naciones/culturas distintas” o “aquí no funcionaría” y hablan de la incompatibilidad de la socialdemocracia con nuestro “carácter nacional”.
Si en una conversación con un neoliberal, consigues que no desvíe el tema y siga hablando de economía, llega un punto en el que los datos no dejan lugar dudas. En ese momento, en lugar de aceptar lo perjudicial que resultan sus políticas para la sociedad, hace un nuevo quiebro y vuelven al argumento inicial modificándolo parcialmente en estos términos:
Si los datos reales no permiten demostrar la idoneidad de nuestras propuestas es porque nunca se han podido aplicar totalmente
De la economía saltamos a la metafísica. El neoliberalismo deja de ser una propuesta práctica y se convierte en un ideal, en una utopía que aun no se ha materializado. Pero si seguimos sus mandamientos quizás algún día gocemos de la felicidad total en el paraíso neoliberal.
Esquema resumen :
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Cuadro superior: origen de la crítica al neoliberalismo. Cuadro medio: argumentos de los neoliberales contra ellos. Cuadros inferiores: contra argumentos, si los argumentos previos les fallan.
La metafísica neoliberal
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La pobreza y la explotación laboral son difícilmente justificables por sí mismas, y menos en un mundo donde hay tanta riqueza. Pero teniendo en cuenta que estamos en la era de la información, lo más difícil es ocultar las otras alternativas. Me refiero a las políticas económicas distintas y contrarias al neoliberalismo que sí logran beneficiar a la sociedad en su conjunto. Para ello es necesario diseñar una ideología justificativa con la que tapar lo demás. Gracias al control que el poder económico ejerce sobre la mayoría de los medios de comunicación, consigue que los defensores de esta pseudo teoría sean prácticamente los únicos conocidos. Para estos ideólogos, aceptar la teoría económica de sus jefes es un requisito necesario para poder tener éxito como periodista o economista.
La doctrina neoliberal sirve para justificar teóricamente algo que en la práctica sería injustificable. De esta forma las situaciones más injustas y fácilmente solucionables, se pueden mantener esgrimiendo principios pseudocientíficos y pseudoeconómicos (acordes con su naturaleza de pseudoliberalismo).
Jaime Puyana[1] se refiere a la teoría neoliberal así:
Más que una teoría, constituye en realidad un intento de proporcionarle alguna respetabilidad teórica a una serie de propuestas ‘ad hoc’ de política económica (…)no es más que una cínica hoja de parra para encubrir una política de redistribución del ingreso y la riqueza a favor de los ricos..., es una manifestación de la bancarrota intelectual dominante en los EUA.
Como el neoliberalismo no puede justificar su eficacia en la realidad económica, se apoyan en modelos metafísicos macroeconómicos ideales disfrazados de ciencia. Una metafísica macroeconómica manipulada minuciosamente permite mostrar como positivo, algo que, para la mayor parte de la población, o es negativo, o no es todo lo positivo que podría ser. Como se trata de ocultar las evidentes y sencillas realidades económicas, las explicaciones que hacen los neoliberales son deliberadamente confusas, dando a entender que la realidad económica sólo está al alcance de sus privilegiadas inteligencias.
El economista
José Valenzuela Feijóo[2] habla de la teoría neoliberal en estos términos:
Se sostiene, al menos en las palabras, que el enfoque desplegado se apega rigurosamente a las normas de la ciencia moderna. Y, como es obvio, se elogian y cubren de un aparente respeto, los métodos y logros de la ciencia. Para ello, en el caso de la economía, resulta muy útil un hecho crucial: la vulgaridad de los contenidos se encubre con cargo a una forma que suele ser muy sofisticada y que aplica a destajo los métodos matemáticos. Luego, apelando al usual diletantismo de los medios académicos, se difunde la idea de que la forma matemática opera como certificado del carácter científico del sistema... ...lo que es un corpus puramente ideológico, se recubre con un manto de "respetabilidad científica...(...)
Por eso el sociólogo francés
Pierre Bourdeau[3] se refiere al neoliberalismo como teoría pura desligada de la realidad:
Esta teoría tutelar es pura ficción matemática. Se fundó desde el comienzo sobre una abstracción formidable, pues, en nombre de la concepción estrecha y estricta de la racionalidad como racionalidad individual, enmarca las condiciones económicas y sociales, las orientaciones racionales y las estructuras económicas y sociales que condicionan su aplicación.... De esta suerte de pecado original, inscrito en el mito walrasiano de la «teoría pura», proceden todas las deficiencias y fallas de la disciplina económica y la obstinación fatal con que se afilia a la oposición arbitraria que induce, mediante su mera existencia, entre una lógica propiamente económica, basada en la competencia y la eficiencia, y la lógica social, que está sujeta al dominio de la justicia.
Para entender el carácter anticientífico de la doctrina neoliberal, voy a hacer un breve análisis del pensamiento de sus fundadores. El neoliberalismo tiene una raíz ideológica clara, la escuela austriaca.
Mises es el referente clave de la escuela austriaca, la revista
Liberty lo declaró recientemente el liberal(neo) del siglo, por encima de Friedman y Hayek. Si bien no fue el fundador de la escuela, él populariza las ideas que antes habían defendido su maestro
Böhm-Bawerk y C.
Menger (los tres miembros de la alta nobleza del Imperio Austrohúngara). Su importancia es fundamental si tenemos en cuenta que es la fuente principal de
Hayek. Y Hayek es el que trasmite el neoliberalismo desde la escuela austriaca a la de Chicago de
Friedman, la que divulgará esta doctrina por el mundo.
En la obra de Mises La acción humana, un tratado de economía este autor explica su concepción que tiene de la ciencia, nos dice cuál es la forma que tenemos de alcanzar el conocimiento:
Respecto a la acción humana, no se pueden realizar experimentos de laboratorio. Nunca estamos en posición de observar el cambio en un sólo elemento mientras el resto de condiciones del acontecimiento permanecen iguales. (…) La información transmitida por la experiencia histórica no se puede usar como material de construcción de teorías ni en la predicción de acontecimientos futuros. (…) Ni la verificación ni la falsación experimentales de una proposición general es posible en su campo. (La acción humana página 31)
Mises dice expresamente que renuncia al empirismo y al método científico como fuente de conocimiento en economía. En un sorprendente salto en la historia de la ciencia, retrocede varios siglos. Pero no sólo eso, también descarta a la experiencia histórica como fuente de conocimiento:
La historia no puede instruirnos acerca de normas, principios o leyes generales. Es imposible deducir, a posteriori, de una experiencia histórica, teoría ni teorema alguno referente a la actuación o conducta humana. La historia no sería más que un conjunto de acaecimientos sin ilación, un mundo de confusión, si no fuera posible aclarar, ordenar e interpretar los datos disponibles mediante el sistematizado conocimiento praxeológico (p. 50).
La historia no puede ni probar ni refutar ninguna afirmación de valor general como lo hacen las ciencias naturales, las cuales aceptan o rechazan las hipótesis según coincidan o no con la experimentación (p 39).
…el conocimiento histórico hace al hombre sabio y prudente. Pero no proporciona, por sí solo, saber ni pericia alguna que resulte útil para abordar ningún supuesto individualizado” (p 38), ni “provee conocimiento sobre una regularidad que se manifestará también en el futuro”
Esta visión filosófica tiene una utilidad para ellos. Apoyándose en este razonamiento los neoliberales pueden desdeñar todos los datos económicos que demuestran la ineficacia de sus propuestas. La pregunta que surge a continuación es obvia, si no se basan en los datos empíricos, ni en la experiencia histórica ¿De dónde sacan sus afirmaciones? Él mismo Mises lo explica; lo llama praxeología:
La praxeología es una ciencia teorética y sistemática, no histórica. (…) Aspira a un conocimiento válido en todos los casos en que las condiciones correspondan exactamente a las supuestas en sus suposiciones e inferencias. Sus afirmaciones y proposiciones no se derivan de la experiencia. Son, como las de la lógica y la matemática, a priori. No están sujetas a verificación ni falsación por la experiencia ni los hechos. Son tanto lógica como temporalmente previas a cualquier comprensión de los hechos históricos. (p. 31)
Es decir, las afirmaciones sobre economía que hacen no necesitan corresponderse con la experiencia presente o pasada ya que son ciertas a priori, de la misma forma que lo son las verdades de las matemáticas o la lógica. Ellos ya saben a priori que sentido deben tener los datos económicos, y si estos dicen lo contrario, el error es de los datos, no de sus afirmaciones. Ellos ya saben a priori cuál es la verdad económica, y si la realidad contradice esta verdad, es la realidad la que está equivocada, no ellos. Y si no necesita los datos empíricos ¿en función a que saca sus conclusiones económicas?
Las relaciones lógicas fundamentales no pueden ser objeto de demostración ni de refutación. El pretender demostrar su certeza obliga a presuponer su validez. Es imposible explicarlas a quien, por sí solo, no las advierta (....) Se trata de categorías primordiales, que no pueden ser objeto de análisis. La mente humana es incapaz de concebir otras categorías lógicas diferentes”(op. cit., p.42)
¿En imposible explicarlas a quien por sí solo no las advierta? Esto es lo que los analistas denominan auto-evidencia neoliberal. Las verdades del neoliberalismo al tratarse de solemnes estupideces, sólo pueden entenderse por medio de una sensación, de un “deben ser así aunque no lo parezca”. Lo que quiere decir que la principal prueba que tienen los neoliberales para defender sus propuestas es su propio sentimiento de auto-evidencia, lo que podría decirse también de otra forma, la verdad está confirmada por la fe que tengo en ella ¿economía o religión pagana? Más afirmaciones de Mises en el mismo sentido:
El conocimiento praxeológico, como el lógico y el matemático, lo llevamos en nuestro interior; no nos viene de fuera” (p. 78).
Es decir, podría haber descubierto su Teoría Austriaca del Ciclo Económico en una profunda introspección mientras defecaba, no necesitaba más.
Es importante recordar que la escuela austriaca es la fuente de la de Chicago (las dos principales escuelas del neoliberalismo). La escuela de Chicago oficialmente rechaza el método praxeológico, pero esto es una cuestión de forma, no de fondo. Es un rechazo estratégico más que por convicción. Lo aclaro:
1. La escuela de Chicago toma de los austriacos la mayoría de sus conclusiones económicas (las obtenidas mediante el método praxeológico).
2. A continuación la escuela de Chicago desarrolla métodos matemáticos y empíricos para demostrar las conclusiones que anteriormente habían aportado los austriacos con su método.
3. Como en muchas ocasiones la realidad desmiente de modo evidente las conclusiones económicas de los austriacos. Los neoliberales han hacer grandes esfuerzos creativos para lograr diseñar estadísticas con las que puedan confirmar matemáticamente sus premisas. Unas premisas, que como he dicho antes, aparecen deslegitimadas por la realidad.
En conclusión. El rechazo de la escuela de Chicago de la praxeología es sólo una cuestión de imagen. La incapacidad de los de Chicago de aceptar resultado empíricos que desmientan las ideas-fuerza de los austriacos y su ridículo intento de demostrarlo matemáticamente es sólo demostración de una cosa: Los de Chicago admiten que la praseología es válida para obtener premisas, aunque luego deban justificarse matemáticamente. Es decir, los de Chicago no desechan el método praxeológico, simplemente lo combinan con el empírico. Pero no renuncian a él ya que en ningún momento usan lo empírico contra lo praxeológico.
En realidad los supuestos economistas neoliberales (de la escuela austriaca o de la de Chicago) no tuvieron mucha aceptación en si día, la mayoría de los economistas contemporáneos no la consideraban suficientemente seria. Keynes y Galbraith en alguna ocasión hablaron de los austriacos como una forma religiosa más que como una escuela económica, y trataron a sus seguidores (escasos en esa época) de fanáticos religiosos.
LA RELIGIÓN NEOLIBERAL
La incapacidad del neoliberalismo para justificarse en sus resultados, le lleva a adoptar una estructura ideología de tipo religioso, basada en una serie de dogmas explicados magistralmente por este bloguero:
[4]
El Dios Mercado nos castiga o nos premia según su divina voluntad. Si la economía crece, debemos agradecérselo al Dios Mercado. Si estamos en crisis, debemos realizar sacrificios para contentarle. Flexibilizar el mercado laboral, privatizar empresas públicas, reducir los impuestos, reducir la deuda pública…
Como si fueran mandamientos del Dios Mercado, las recetas económicas SIEMPRE son exactamente las mismas para todo tiempo y lugar. Da igual que país seas, da igual en qué momento histórico se encuentre, da igual que te vaya bien o te vaya mal, siempre hay que seguir exactamente los mismos pasos.
En realidad, no sé para qué necesitamos economistas. ¿Qué hay crisis? flexibilizar el mercado laboral, privatizar empresas, reducir los impuestos, reducir la deuda pública ¿qué la economía crece? flexibilizar el mercado laboral, privatizar empresas, reducir los impuestos, reducir la deuda pública ¿que eres Argentina? ¿que eres China? ¿que eres Alemania? todas estas cosas, no importan. La realidad de tú país, no importa. Sólo importa que sigas las mismas leyes universales. Los mismos mandamientos: No nacionalizarás. No pondrás trabas al libre despido. No aumentarás los impuestos. No aumentarás el gasto público.
No sigas esas normas y el Dios Mercado te castigará (tarde o temprano, aunque pasen 30 años ya estarán ellos para decirte “te lo dijimos”). No las sigas y el Dios Mercado te premiará…”
En esta nueva realidad neoliberal la injusticia ha dejado de existir, no es posible. Si algo sale mal, si eres pobre, es porque no has cumplido con los mandamientos de la ley divina neoliberal. Como dice el escritor y pensador uruguayo
Eduardo Galeano:
Antes se admitía que un mundo que genera pobreza es un mundo injusto, es decir, que la pobreza es hija de la injusticia. Hoy por hoy es cada vez más raro escuchar esto. Resulta que la injusticia ha dejado de existir: la pobreza es el justo castigo que la ineficiencia merece.
Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, también hace una enumeración de mandamientos
religiosos neoliberales, emanados de la primera verdad sagrada y centro del pensamiento único:
todos los problemas son resueltos por la mano invisible del mercado. A partir de ahí tenemos lo que Ramonet llama catecismo del pensamiento único, que se apoya en dogmas de este tipo:
La mano invisible del mercado corrige las desigualdades y disfunciones del capitalismo, Los mercados financieros poseen señales que orientan y determinan el movimiento general de la economía, Competencia y competitividad estimulan y desarrollan los negocios, aportándoles una modernización permanente y beneficiosa, El comercio libre sin barreras es un factor de desarrollo ininterrumpido del comercio y por tanto de las sociedades, La división internacional del trabajo modera las demandas laborales y aminora los costos de mano de obra…”
Todas estas afirmaciones se repiten a diario desde la mayoría de los medios de comunicación para crear una sensación de veracidad.
El neoliberalismo como forma pseudoreligiosa cuenta con su propio paraíso o utopía. Es la que descrita por la corriente del neoliberalismo llamada anarcocapitalista. Estos quieren la completa disolución del Estado para que el libre mercado lo gestione todo. Policías privados, justicia privada, ejércitos privados, etc.
Su sociedad ideal se asemejaría a las ciudades aisladas del lejano oeste, en donde cada uno sea libre y defienda sus derechos individuales a punta de pistola. En Estado Unidos el anarcocapitalismo está íntimamente unido a los movimientos en pro del derecho a llevar armas.
Esta interpretación extrema del neoliberalismo nace en grupos religiosos de tipo radical y sectario. En Norteamérica la mayoría de sus miembros se encuadran en Iglesias reformadas o protestantes minoritarias. En América Latina y en España engrosan las filas de asociaciones religiosas igualmente radicales pero de filiación católica como el Opus Dey o los Legionarios de Cristo.
Convienen aclarar que las iglesias son colectivos muy amplios, así que no pueden juzgarse por las actuaciones de una parte de sus miembros. Es bien conocido el protagonismo de muchos miembros de Opus Dei en la difusión y en la aplicación del neoliberalismo, pero también es cierta la existencia de un grupo mucho más numeroso de católicos que luchan contra los efectos del neoliberalismo y contra sus mandamientos pseudoreligiosos. Es más, en cierto modo podría decirse que el rechazo al neoliberalismo tiene una base moral asentada en principios de origen judeocristiano.
“la raíz de todos los males es la pasión por el dinero” (1 Tim 6,10)
“Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! “ (Marcos 10:23-24)
“Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos” (Mt 19,23-30)
El teólogo jesuita
José Ignacio González Faus nos describe la crisis económica derivada de las políticas neoliberales en estos términos (
Alí Babá y los cuarenta mercadosJosé Ignacio González Faus, 23-Enero-2011):
(…) Y una vez que los conocemos será fácil comprender a qué aspiran con sus manipulaciones financieras y sus especulaciones secretas. (…) En cualquier caso, se trata de acabar con las clases medias y volver a la economía “de siempre”: a la economía del imperio romano y del feudalismo que tienen más de mil años de existencia en comparación con el sarampión socialdemócrata de la Modernidad. ¡Entonces no había tantos parados como ahora! Es cierto que había esclavos, pero ¿no es mejor eso? Los esclavos al menos comen, y no tienen que ir de Caritas en Caritas a ver qué recogen.
De este modo conseguirán los mercados su meta final: acabar sutilmente con nuestra democracia o, al menos, reducirla a la posibilidad de elegir sólo entre gobiernos de derecha y de extrema derecha, como pasa ya en Estados Unidos. Y negar vigencia política a todas las veleidades igualitarias y de justicia social que amenazan a la libertad individual. Porque vale: “todos los hombres son libres” pero… “unos más que otros”, como decía aquella famosa novela.
En resumen: esos inocentemente llamados “mercados” lo tienen todo tan “atado y bien atado”, que hemos asistido a la imposibilidad de luchar contra ellos: huelgas, manifestaciones y algaradas en Grecia, Francia, Inglaterra, Irlanda o España resultan sacudidas tan pequeñas que no les hacen ni tambalearse: porque las reglas del juego las marcan ellos y no los políticos.
Hoy, en cambio, ya no se discute nada de aquello; y sin embargo ya no estamos en un capitalismo de producción sino pura y simplemente de especulación: un sistema en el que los inversores pueden mandar a la miseria a miles de ciudadanos, no para producir ningún tipo de riqueza sino para que su dinero les produzca más dinero. Y además de una manera anónima: porque nunca verán la cara ni conocerán la historia de sus víctimas; y la injusticia no la cometerán ellos inmediatamente, sino a través de sus esbirros que resultan ser los políticos (…)
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¿Quiere conocer los argumentos y pruebas que refutan la teoría neoliberal?